viernes, abril 20, 2007

Amor Adolescente: Capítulo 16 - Ayuda

Amor Adolescente: Capítulo 16 - Ayuda





Por David Pedreira






Resumen del capítulo anterior: Ale es confrontado por su padre, que quiere saber todo. A cambio, le cuenta varios secretos que Alejandro no sabía sobre el pasado de Mariana. Y ahora que el escritor se le ocurrió una nueva trama, las aventuras inconclusas de Ale y co. continúan.




- Mire, la ley nos obliga a dejarla bajo evaluación psicológica. El intento de suicidio no es algo tan simple, algo que se pueda tomar a la ligera - Dijo el doctor Ravinobich. Obviamente, esto nos tomó por sorpresas

- Pero, clínicamente, está estable y bien, ¿verdad? - Dudó mi viejo, con esa naturalidad de quien sospecha.

- Si, la cicatrización es cuestión de días, mientras se le cambien los vendajes continuamente, estará bien. Pero me veo obligado a pedirle que la deje una semana acá. Nuestros mejores psicólogos pueden ayudarla y tratar de resolver el problema de raíz, para que no vuelva a suceder.

- Bueno, Doctor, si usted lo dice...

- ¿Podremos venir a visitarla, no? - Preguntó Viviana, quien había estado callada largo rato.

- Sí y no. Los horarios de visita serán un poco más cortos, y no todo el mundo podrá entrar. Sólo los familiares directos. Preferimos que sea así para evitar factores externos que influyan en las evaluaciones. Los amigos y conocidos que quieran estar con ella, pueden hacerlo mediante cartas llevadas por los padres.



Me sorprende tanta seguridad por un intento de suicidio. No pensé que fuera así, yo creía que te curaban, te decían "No lo hagas más" con un dedito acusador como si fuera una madre bondadosa retando a un hijo consentido, y listo. A lo sumo, recomendar ayuda psicólogica, pero recomendar, no obligar por ley. Supongo que esto es de esas leyes locas o resquicios legales que no te enterás que existen hasta que te pasa a vos o a alguien cercano.

No es que yo tuviera algún problema al respecto, creo que esta semana sin verla me hará bien, sabiendo que yo fui casi la causa por la que se intentó suicidar. Ahora que lo pienso, ¿cómo se sigue después de esto?. Es decir, ella está curada, sólo se tiene que quedar por cuestiones de seguridad psicológica. Pero cuando vuelva a su casa, y a su vida normal, con el pelotudo de Sebastián y su familia postiza. ¿Le cuento a mi viejo que creo que yo fui el culpable de su intento de suicidio? ¿Qué pasaría entonces, se enojaría y me negaría visitarla de vuelta, o me apoyaría y diría que fue culpa de ella?.



Volví a casa pensando en estas cosas. Todas estas cosas pasaron tan rápido, y de a poco una situación mala comenzó a ser peor a cada momento. Primero ella volviendo a mi vida, nada menos que viviendo enfrente mío y con mi viejo. Luego la sesión de sexo terrible que tuvimos, como si fuera un pequeño flashback de lo que fuimos alguna vez. No mucho después, esa misma noche, descubro que tiene novio, y que se lo coje enfrente mío. Y ahora esto. Sin mencionar que Ezequiel encontró a su chica, la querida y helada Karina, con otro flaco. Lo único que faltaba es que Lu haya perdido sus atributos sexuales, y este día sería perfecto.

Yo quería hablar con Mariana, ver cómo se llego a todo esto, como fue que pasó todo tan rápido. Y por sobre todas las cosas, quiero saber en qué situación quedamos ella y yo, después de todo esto. Mi única manera era escribirle una carta, pero a decir verdad hace tanto que no escribía algo a mano que mi letra era increíblemente horrible e ilegible.

¿Cómo comienzo la carta? ¿Diciendo "Querida Mariana, siento que te hayas intentado suicidad por mí"? ¿O simplemente salto a lo importante?. Otra cosa que me cuestionaba eran mis sentimientos. ¿Estaba movido por la culpa, o realmente quería saber qué había sucedido? ¿Quería saber que estaba bien conmigo, así podía sacarme este peso de encima, este peso que quema con el calor de mil soles?.



Estuve dos horas tratando de hacer alguna línea coherente. Finalmente, me dejé llevar por cierta inspiración que tuve, y comencé a escribir. Escribí mucho, más de lo que podía llegar a pensar. Mi mano iba mucho más rápido que mi cabeza, yo no terminaba de pensar una frase que mi mano había terminado el párrafo. Escribía más rápido y concentrado que aquella vez que tuve que rendir un exámen que normalmente tomaría dos horas, sólo en media debido a que llegué tarde. Cuando recuerdo ese día, todavía no lo puedo creer, pero aquí estoy, escribiendo mucho más rápido que aquella vez, superando los límites propios impuestos por mi vagancia.

La carta era de una extensión considerable, mucho más de lo que yo creí en un principio. Fue como si hubiera estado poseído, y cuando me desperté, tenía 5 hojas enfrente mío escritas con tanta pasión y dedicación que en algunos lados se notaban tachaduras, pequeñas anotaciones al margen y hasta un insulso dibujo chiquito en la última. Pensé en leerla, a ver qué escribió mi subconciente. Qué sentimientos dejó al descubierto, y cuánto había expresado mi miedo a que yo fuera el culpable. Cuánta vulnerabilidad había dejado libre y expuesta a su placer, no lo sé. No la leí. La verdad que no pude, porque sé que si la leo estando totalmente conciente, esa carta de 5 hojas terminará siendo un pedazo de papel de 20 cm diciendo "Disculpame" y nada más. Simplemente la firmé, busqué un pequeño sobre, la guardé y se la dejé en la casa de mi viejo, junto con una pequeña nota. Quería evitar las confrontaciones directas con el. No es que tuviera algo con el, pero no me sentía bien como para andar viendo gente. Obviamente, el destino tenía preparada otra de sus cosas.



Suena mi celular la tonada característica de los mensajes de texto. No tengo un gran celular, sólo lo simple y más básico que pude encontrar por poca plata, y que funcione bien. Veo el mensaje: En 10 minutos estoy en tu casa, kari.

Mi reacción fue totalmente de sorpresa. Miré la hora, y eran las 9:30 de la noche. Demasiado tarde para que ande deambulando por las calles de mi barrio. No es que sea un barrio jodido, pero para qué probar tu suerte, ¿verdad?. Apenas terminé de contestarle con un simple ok (¿Cómo carajo sacó mi número en primer lugar?), me doy cuenta que no sólo no tengo nada para comer (tanto para mí como para ella) ni beber, como también que la casa estaba bastante sucia. Con la misma velocidad con la que escribí la carta para Mariana, limpié lo que pude la casa, al menos las partes donde ella iba a estar, y mi habitación en especial. Digamos que nunca se sabe qué puede pasar.



Escucho ruido en la puerta, pero no era la persona que esperaba, ya que de hecho, escuché casi inmediatamente las llaves de la casa. Seguramente era mi vieja, pero no me esperaba al flaco que venía con el. Julián, creo que se llamaba. Lo había visto un par de veces, y en esas veces, había dejado bien en claro que no me gustaba un carajo que se estuviera moviendo a mi vieja. No por celoso o guardabosques, todo lo contrario. Ese tipo tenía la mitad de edad de mi vieja, y como ya les conté antes, la diferencia de edad es algo que no me va. Ellos me ignoran, aunque admito que no es muy difícil, ya que mi habitación tiene puerta, y está alejada tanto del comedor como de su habitación, algo que agradesco eternamente. No podría estar viviendo en la misma casa teniendo a mi vieja fornicando en la habitación de al lado. Ya es suficiente vergonsoso verla con distintos flacos, aunque a este es la tercera vez que lo veo, así que capaz se pusieron en algo serio.



Mi celular suena de vuelta, y esta vez Karina me decía No comas nada, llevo pizza y gaseosa, ¿muzzarella?. Ok, lo que en un principio sonó a "Necesito hablar con vos porque me siento sola" ahora parece "En realidad no me siento tan sola, pero porqué no ir a cenar a tu casa, ¿verdad?". Comencé a sospechar, hay algo en esto que no me cierra. Nunca me habla, pero ahora iba a venir a casa, cuya dirección asumo que se la dió Lu junto con el número de celular, y no sólo eso, sino que traía comida y gaseosa. Algo importante se venía encima mío como una nube de tormenta, y yo estaba demasiado ocupado haciendo la casa un poco habitable como para siquiera detenerme a pensar en esto. Contesté rápidamente el mensaje con un ultra-expresivo Ok, y seguí en lo mío. Pronto llegaría, y mi pieza parecía como si hubiera sido un sitio de pruebas de misiles. Basura por acá, ropa sucia por allá, algo de un color raro en un sector de la pared, y sinceramente no quería ver debajo de la cama. Junté todo lo descartable en una bolsa negra, y salí a tirarla. En eso veo que mi vieja y su amigovio ya no están. Probablemente están en la pieza mirando televisión. Seh, "mirando televisión", qué pensamiento inocente de nene de 5 años.



Al salir me encuentro directamente con Karina, quien justo llegaba a mi puerta con una caja de pizza, una bolsa con lo que sospechaba eran las gaseosas, y una sorpresa: una mochila llena.

- Dejame adivinar, ¿Los condimentos y las aceitunas? - Le pregunté, señalandole la mochila que llevaba encima

- Ahora te cuento, ¿te jode si entramos?- Contestó con una evasiva, con un amague digno de Messi.



Entramos y ella se puso cómoda en mi habitación. Yo busqué un par de platos, vasos y esas cosas, y los llevé a la pieza. Ella ya estaba esperándome sentada de un lado de mi mesita apoya-cosas que tengo en el medio de la habitación. Para que tengan una idea, mi habitación es medianamente grande, pintada de blanco con algunos posters por aquí y por allá, un calendario, un mueble en el medio de la habitación (que ya mencioné), la computadora con su escritorio apoyada contra la pared, un armario del otro lado, cerca de una ventana que da a la calle y mi cama, no tan grande pero podía albergar dos personas tranquilamente.



- ¿Vas a contarme qué pasó? - La sutileza no es lo mío, definitivamente

- ¿Vas a cortar la pizza o te tengo que voltear para eso? - Replicó, sin dejar de sorprenderme por cierto.



Comimos y bebimos en silencio. Una vez que habíamos digerido la comida, volví al ataque:



- Primero, antes que nada Ale, gracias por recibirme a esta hora. Y perdón por mandarte los mensajes de texto y caer así de repente. Tu teléfono y dirección me lo dió Lu recién, bah, ella fue la que me recomendó venir acá después de lo que pasó hoy. - Bueno, mis sospechas fueron confirmadas al menos.

- ¿Qué pasó?

- Seguramente Ezequiel te contó que terminó conmigo, ¿verdad?

- Sí, y debo admitir que estoy más que sorprendido, no sólo porque ustedes parecían la pareja perfecta, sino por la forma en la que el descubrió... lo tuyo.

- Es cierto, no fue mi idea más brillante el salir con el e ir al cine del barrio. Bah, ni siquiera fue una buena idea el engañar a Ezequiel en un primer momento.

- ¿Entonces, por qué lo hiciste?

- No lo sé, realmente. Ezequiel es un gran pibe, muy romántico y perfecto. Quizás hasta demasiado para mí. No sé qué vi en este pibe del chat, la verdad debe ser porque es todo lo contrario a lo que es Eze.

- ¿Pero quién es? ¿Lo conosco?

- Mirá, no quiero dar nombres. Quizás lo conoscas, y si es así, no quiero quilombos con nadie.

- Bueno, ya los tenés, al menos con Eze

- ¿Y con vos? - Me desafió con la mirada helada y penetrante de ella.

- Si yo tuviera algún problema con vos, ¿te pensás que te hubiera abierto la puerta en un primer lugar? - Contesté, calmado pero por dentro enojado por la acusación infundada.

- Es cierto, perdón.

- ¿Vos lo seguís amando a Eze? - Miré a sus ojos, y a su mano. Su anillo, el regalo de Eze por no sé cuántos meses, no estaba.

- Sí, pero todo comenzó a ir demasiado mal, demasiado rápido. Yo no quería engañarlo, sólo quería que se pusiera celoso, por eso le dejaba pistas para que sospechara. Pero me dejé llevar y arruiné nuestra relación... - Lágrimas comenzaron a brotar de sus penetrantes, pero lindos ojos. Tomé un pañuelo y le limpié las lágrimas lentamente.

- ¿Intentaste hablar con el?

- Sí, pero sabés como es el. El ya no quiere hablarme más, y tiene toda la razón para estar así.

- ¿Y el hecho de que te peleaste con Ezequiel tiene que explicar la mochila, o hay algo más que no me querés contar?

- ¿Eh? Ah, sí, la mochila... La cosa es que por casa andamos muy mal. Es una larga historia, pero digamos que me cansé de vivir bajo la mirada de los dos Dioses Todopoderosos Que Nunca Se Equivocan, también conocidos como mis viejos.

- Ajá... - Intuía para donde venía esto, y me daba cierto escalofrío.

- Y bueno, no sé, pensaba quedarme a dormir acá, al menos esta noche. - Dijo la muchacha - La idea me la dió Lu, ya que ella no puede por culpa de sus padres ultra-religiosos. No, no sé qué tiene que ver, pero ellos justifican todo con "la voluntad de Dios" y no sé qué otras cosas así. Y así les salió la nena, ¿no?

- Bueno, pero supongo que me pediste permiso antes de caer así nomás en mi casa con la ropa lista, ¿verdad?

- Eh, no, te lo estaba pidiendo recién. además, no es que planifiqué irme de casa.



Medité en silencio unos segundos. Sería muy hijo de puta de mi parte decirle que no, sabiendo que no tiene otro lugar para ir. Y, pensandolo bien fríamente, ella ya no estaba de novio. No sé qué relación tenía con ese pibe de la Internet, pero hasta donde parece, simplemente era una manera de llamar la atención. ¿Y si conseguía un poco de cariño físico para pasar la noche?.

Despejé los pensamientos impuros y totalmente inapropiados en un segundo. ¿Cómo puede ser que se me ocurrió semejante idea?



- Bueno, dale, te tiro los colchones acá al lado de mi cama y te doy unas frazadas.

- Gracias, Ale. - Y me abraza. Sé que lo hace para demostrarme su cariño, pero no puedo dejar de sentir sus pechos pegando contra mi cuerpo. Sin mencionar su hermoso perfume en el pelo.



Luego de unos minutos, le preparé toda la cama. Como era verano, tenía que dormir ligero de ropa, pero decidí ir al baño, haciendome el disimulado, y cambiarme el pantalón corto que tenía por otro sucio y viejo para dormir. Pero cuando salgo a la cocina estaba mi vieja y su noviecito muy mimosos y no querían interrupciones, según su mirada asesina apenas abrí la puerta. Me metí rápidamente en la habitación, pero no contaba con que Karina ya se estuviera cambiando.



- Uh, perdón, no sabía que estabas cambiandote - Dije, con verguenza

- No, no importa, está bien - Contestó la muy sinverguenza.



Ella estaba de espaldas a mi, sin corpiño, y con la remera encima de ella. Apenas se inmutó que yo entrara, parecía que lo hacía a propósito. Dejó la remera a un lado, y tomándose su tiempo, buscó su camisón dentro de la mochila. Yo lograba verle la silueta de sus pechos, y si bien no eran tan perfectos como los de Mariana o Lu, estos podría competir tranquilamente por el tercer puesto. Se puso su ropa lentamente, y una vez cubierta por el, se sacó el pantalón, quedando sólo en ropa interior. Podía ver su tanga color negra a través de la tela fina del camisón, y eso hizo que literalmente me volviera loco. Pero me calmé, nada iba a pasar.



Me metí a la cama sin cambiarme, me saqué la remera y me hice el boludo un poco. Apagué la luz y quedamos los dos en silencio, escuchando ciertos ruidos raros viniendo de la cocina. Por el bien de mi psiquis, no quiero saber qué carajo estaba haciendo mi vieja allá.



- Ale, ¿Te puedo preguntar algo?

- Dale

- ¿Cómo se siente?

- ¿Qué?

- Amar tanto a una persona, aún años después de verla por última vez. Decime, ¿qué se siente?

- Se siente igual a lo que sentís vos por Ezequiel - Atiné a responder con una evasiva.

- Supongo que si, que será lo mismo. Pero vos estás locamente enamorado de ella, yo no sé si Eze lo está de mi...

- Mirá, hasta donde yo sé, sí, lo está. Pero no fue la idea más brillante de tu vida el engañarlo.

- Sí, lo sé, espero que algún día me perdone...

- Seguramente, dejá que se le calme un poco.

- Sí... supongo que es lo mejor...



Admito que no pude dormir mucho. Tenía una mujer semidesnuda al lado mío, ningún hombre común podría dormir bien. Alrededor de las 2 y media de la mañana, cuando por fin había concebido el sueño, siento que Karina se mueve un poco. Obviamente, hago como si no escuché nada. Pero pronto siento una mano en mi pierna, subiendo lentamente. Mi cuerpo no es de acero, y mi "reacción" natural ya estaba en camino, no lo iba a poder aguantar mucho más. La mano siguió subiendo hasta el centro reaccionario, donde exploró un poco sin entrar en detalles de la zona, y ahí fue cuando ella se movió por completo y se subió encima mío. A esta altura hacerme el dormido sería una estupidez propia de un idiota. En la oscuridad sentí que el camisón voló lejos, y allí estaba ella semidesnuda, ya que todavía tenía su pequeña prenda interior. Pero la verdad no pudimos aguantar mucho. Nos entregamos a la pasión entera y fundimos nuestro cuerpo en uno solo poco después.

Yo lo hacía para sacarme a Mariana de la cabeza, ella para sacarse a Ezequiel. Creo que fue un buen trato, ambos salimos ganando.





A la mañana siguiente me desperté, con ella totalmente dormida a mi lado. Era tan linda cuando dormía, y tan fogosa cuando quería. No podía creer que la mujer de la mirada de hielo fuera así de juguetona. Me levanté, prendí el celular como siempre, y vi que tenía un mensaje de texto: Necesitamos hablar, en 1 hora caigo por tu casa. Eze

No sólo me estaba empezando a molestar esa manía de caer en mi casa como si fuera un centro social, sino que además ahora estaba en un problema. Su ex-novia, a pocos días de haber terminado con el, estaba desnuda en mi cama, luego de haber tenido una sesión expectacular de sexo. No se lo tomaría bien. Me queda una hora para resolver esto"





Fin del Capítulo 16





Powered by ScribeFire.

2 Opinaron sobre el tema:

Anónimo dijo...

che te felicito, no puedo creer que hayas hecho tan buen capitulo, ^^ te mereces un gran aplauso
Dave es una lastima que no lo haya leido antes esto es digno de alabanza valio la pena la espera :P
Fingo

Anónimo dijo...

Ya podés estar mandando la historia a jeropa.com.ar... jejeje

Ya era hora de la actualizacion, no?