viernes, agosto 31, 2007

Amor Adolescente: Capítulo 17 - Sueño

Amor Adolescente: Capítulo 17 - Sueño

Por David Pedreira


Resumen del capítulo anterior: Mientras Mariana está obligada a pasar más tiempo en el hospital, Alejandro siente un ataque de culpa. Como buen samaritano, le escribe una carta volcando todos sus sentimientos en ella. Él no ve el resultado, ni quiere verlo. Mientras, la querida de Karina le manda un mensaje diciendo que necesita ir a dormir a su casa. Asunto va, asunto viene, terminan los dos teniendo relaciones. Pero, en uno de esos plot twist locos que me encantan hacer, el celular de Alejandro suena una vez más, con un mensaje de Ezequiel diciendo que en una hora estaría por allá. Alejandro está literalmente shockeado.

Las últimas horas vienen a mi cabeza continuamente como una película en un loop eterno. Lo veo a él, siento que me toma de la mano. Entramos al cine, y su mano no se despega. Me cuesta decirle que deje de hacerlo, de que al fin y al cabo yo era una persona comprometida. Pero no le había dicho de la existencia de Eze. Cuando lo conocí por internet, estaba en tan mal situación con Eze que recurrí al primer hombro que me ofrecieron. No sabía que iba a terminar esto así.

La película comienza. Ni sé qué estoy haciendo acá. No sé cómo llegué, ni qué colectivo tomé, ni qué excusa le dije a Eze. No sé ni siquiera qué película pagué por ver. O si pagó el siquiera. No me interesa. Lo único que logra llamar mi atención es el hecho de que me tiene tomada de la mano y no puedo decirle que no. Sé que está mal, pero a la vez no puedo negarme. Últimamente he tenido muchas peleas con mi novio y este chico no cayó en mejor oportunidad. Pero a la vez pienso en todas las cosas que viví con Eze. Los juegos, las anécdotas, las cosas que descubrimos. Recurriendo a esa fuerza de voluntad que todo ser humano tiene dentro suyo, saco mi mano.

- Eh, perdoná si te jodió - Me dice, con la amabilidad, calma e inseguridad del que está vaticinando un rechazo.
- No, no, es que... No puedo hacer esto. No le puedo hacer esto a Ezequiel. Él es tan... - Recordé inmediatamente la última pelea que habíamos tenido unas semanas antes, la peor que hemos tenido jamás - No se lo merece.
- Perdoná, tenés razón, yo no quiero ser el causante de ningún problema entre ustedes dos.
- Lo sé, pero es que a la vez, a vos te quiero y mucho. Yo simplemente estoy... confundida. - Admito que no estaba segura de lo que decía. Ya no.

Sus ojos me posaron sobre mi y el reflejo de la película pegaba en ellos. Realmente era lindo, tenía una muy buena personalidad, y era copado. Pero estaba Ezequiel primero. ¿Y si terminaba con él, así nadie saldría lastimado y podría formar una nueva pareja?. Pero inmediatamente descarté dicho pensamiento. No voy a tirar tantos meses de relación por lo que tranquilamente puede ser una calentura momentánea.

¿Pero qué tal si no lo es?.

Me pierdo en los pensamientos cuando siento sus labios en los míos. Mi primera reacción fue correr la cabeza, algo así como un reflejo instantáneo. Pero fue sólo unos segundos. No pude negarme al siguiente beso, y al que siguió a ese, cada vez más largo. Su lengua jugueteaba con la mía y yo sabía que estaba mal. En todo momento supe que lo que estaba haciendo estaba mal, pero a la vez, la atracción por lo prohibido, sumado a lo mala de nuestra situación daba como resultado un cóctel demasiado interesante. La película terminó, no me pregunten cómo terminó ni cuál era. Cuando salimos, yo decidí ir al baño, el me esperó en el hall.

El reflejo del baño me mostraba la cara de una persona traidora, manipuladora, fría, indigna del amor que recibe. Pero a la vez, me mostraba una persona que se jugaba por lo que sentía, que no se dejaba insultar, que se hacía respetar, que no le importan las consecuencias. Y las lágrimas surgieron como si el dique de mi personalidad se hubiera roto en mil pedazos. Mis manos se apoyaron sobre el espejo, y no pude parar de sollozar durante largos minutos. Para mi era necesaria esa limpieza del alma que estaba haciendo, pero no quería que él se asustara. Lavé mi cara lo mejor posible, y al salir, argumenté las lágrimas a mi dolor menstrual. Sé que no se lo creyó, pero es lo suficientemente inteligente como para no hacer ningún comentario al respecto. Me toma de la mano de vuelta, y salimos del cine.

Y ahí fue cuando el mundo se detuvo por completo.

Allí afuera estaba caminando Ezequiel, Dios sabe hacia donde. Al principio no nos notó, pero el Destino tiene esa manía de jugarte malas pasadas. Y en este momento me estaba jugando una a mi. Ezequiel giró su cabeza hacia mi dirección y me vio tomado de la mano de otro tipo, saliendo de un cine. No hay que ser físico nuclear para atar cabos, cabos que no estarían errados, lamentablemente. Su mirada lo dice todo. Al principio es de sorpresa, luego de confirmación de sospecha, y al final de odio e indeferencia.

- Esperá... - Logré pronunciar en vano.

Y ahí fue cuando mis piernas dejaron de ser las columnas que todavía me sostenían de pie, y se derrumbaron. Él logró tenerme mientras el dique de lágrimas volvía a estallar.
Ezequiel no logró ver nada de esto, el ya se había alejado bastante del lugar. No miró hacia atrás, y quizás es una señal de lo que se viene.


Desperté.


Alejandro estaba parado al lado de la cama, con el celular en su mano y una expresión asustada en su cara. Yo me encontraba desnuda en su cama. No tardé mucho en recordar lo que había sucedido durante la noche. El se encontraba semi vestido, con un pantalón corto puesto y comenzaba a ponerse una remera ligera. Mis cosas estaban por ahí y allá.

- Vestite, rápido. Ezequiel viene en una hora.

Y volví a sentir ese miedo increíble de tener que afrontar el castigo por lo que hice. Pero no estaba lista para eso, aún no. Y menos en la situación actual, luego de haberme acostado con Alejandro. Tengo que salir de esta casa y rápido."



Fin del capítulo 17



Nos vemos
Dave


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