viernes, diciembre 07, 2007

Night of the Lepus (1972)

Lo sé, lo sé, tengo que actualizar esto. Tuve ciertos quilombos en mi vida. Volveré y haré un post pronto, lo prometo. Mientras, posteo lo que subí a Eksplosiva Diarreon.


Night of the Lepus
William F. Claxton (1972)



Voy a ser sincero. Yo me ofrecí a analizar y criticar esta película porque llegué a una conclusión hace un tiempo ya. Si un amigo genérico, digamos Jesús, tu compañero de curso, te recomienda una película, hay probabilidades de que sea tanto buena como mala. Pero si alguien como Agropio te recomienda una película, las probabilidades de que sea buena se reducen a míseras cantidades insignificantes de contar. Ok, hay excepciones, como Donnie Darko o Jesus Christ Superstar (es un musical, pero vale como ejemplo), pero la verdad, son tan leves y extrañas que no compensan la balanza totalmente desnivelada. Y Night of the Lepus no es ninguna excepción. Es todo lo más lejos a algo bueno. Permitanme darles una idea de qué tan mala es: Si la calidad de las películas se midiera por el brillo de cada una, Night of the Lepus es el punto más alejado del centro más brillante. Haciendo hecho la referencia a Star Wars necesaria en cada post, proseguiré.

Admito que antes de ver esta película, yo esperaba que fuera de Zombies. No me pregunten porqué, quizás por el título. Vamos, a ustedes seguramente se les vino a la cabeza esos muertos revivido tan ansiosos de carne humana y cerebros. Pero no, la película trata de (Prepárese Doña Rosa) un ataque de conejos gigantes.

Realmente me encantaría estar jodiendo en este momento. Pero no, al parecer, en la década del '70, el terror hacia cualquier cosa extraña se podía expandir hasta los hermosos animales conocidos científicamente como Lepus. Entiendo la guerra Fría, entiendo que haya miedo en Occidente a cualquier cosa que venga de Oriente (Y viceversa). De hecho, cada vez que veo algún animé de robots que se transforman en bombas de alargamiento peneano, realmente tengo miedo de que algún día los Japoneses invadan todo el planeta.
¿Pero conejos? No puede ser serio. Y realmente dista mucho de serlo.

La película comienza con un relator de noticias comentando que por la superpoblación, el miedo a quedarse sin lugar para vivir, comida para alimentarse y aire para respirar es cada vez más grande. Por cierto, el miedo a que falte el aire es completamente nuevo para mi. Nunca había escuchado algo así.

Luego, el relator comenta que en todo el mundo hay un brote de la tasa de natalidad de los conejos, que al parecer atacan en grupos y se comen todas las cosechas de los humanos. La pelicula muestra un montón de escenas de conejitos hermosos y tiernos que tratan de escapar de las temibles manos de los humanos controladores de plagas. Porque si hay algo de lo que estoy seguro, señoras y señores, es que esta película demuestra una vez más la mano poderosa del Hombre abatirse encima de las débiles espaldas de los vástagos de la Naturaleza. Esta película es algo así como el Revenge of The Greenpeace, pero sin drogas.

Pasan varias escenas de conejos saltando contra una cerca, luego escenas de gente corriendo a los conejos hacia la cerca, la misma escena de conejos saltando contra la cerca, y otra escena de gente corriendo conejos. Las escenas cambian entre Australia y USA, pero siguen siendo las mismas escenas. Ah, y cambian de color, es decir, pasan de ser en blanco y negro a ser en color. Lo adjudico a la imcompetencia de conseguir footage de años recientes, más que a problemas de video o de esa índole.

Para adelantarme un poco, saltearé los siguientes 5 minutos de película, en los que hay, a saber:
  • 1 (un) hermoso e inocente caballo ejecutado a manos de su Übber cruel dueño por haberse quebrado una pata. La culpa la tienen los conejos y sus dichosas madrigueras.
  • Una charla al mejor estilo "El informe Pelícano", donde hablan de enviar a un doctor hacia donde está el problema, ya que este tiene cierta experiencia con "plagas y desastres".
  • Una escena donde nuestro querido protagonista, el Dr. Roy Bennett, se pone a grabar sonidos de murciélagos. De hecho, le importan tanto de que calla cuando su hija, la pequeña Amanda (que no se parece un carajo a los padres), demuestra un poco de interés en el trabajo de mierda que tiene el padre.
El Dr. planea, para detener la invasión, inyectar hormonas en los conejos para evitar que cojan como conejos (Chiste idiota aparte, creo que el tipo lo hace desde la envidia, la mujer es más fea que atraparte un huevo con la puerta), o también esparcir una enfermedad que solamente ataque a los conejos. Algo así como cierto ruso copado haría en El Manifiesto Negro, una película donde por una enfermedad genéticamente alterada, los musulmanes, gays y judíos se mueren. Y está Patrick Swayze.

Pero volviendo a La noche que Bugs Bunny se cansó de todo, el Dr. toma varios conejos como muestra, y les inyecta el suero. Obviamente eso no le gusta a Amanda, quien es la única que aprecia a los hermosos animales, y mientras sus padres hablan por teléfono en la habitación contigua, ella intercambia un conejo que fue inyectado con ese suero loco experimental, por otro que estaba sanito. Cuando vuelven su padre, pone la cara del Gato con Botas de Shrek y pide uno. Malditas manipuladoras, por eso nunca tendré hijas. O hijos, si vamos al caso de que estoy escribiendo un rewiew en un blog de cine.

Al salir, un joven que trabaja en ese rancho (llamémoslo Toro, en honor al del Llanero Solitario) le pide a Amanda que suelte ese conejo, argumentando que "ese maldito se comió sus gallinas". Cómo hizo para reconocerlo, no me pregunten. El conejo, asustado, se escapa y se mete en un agujero debidamente colocado en la tierra.

Luego de algunos momentos, la joven Amanda y el joven Toro van a buscar al Capitan Billy, un tipo que vivía en un desolado lugar cerca de una cueva. El muchacho, mostrando que tiene Cojones, le dice a la nena que vaya a buscarlo a la cueva sola que el revisa la casa. Que si vamos a ser totalmente sinceros, tenía sólo una habitación así que tranquilamente un vistazo rápido podría haber resuelto el problema de la presencia (o no) del Capitán. En la cueva, Amanda encuentra el maniquí del cuerpo del señor en cuestión, todo ensangrentado, y lo que parece ser conejos gigantes con pintura roja en la cara. Digo "parece" porque sólo muestran primeros planos, y así cualquiera, Sr. Director.

Al parecer, el conejo rebelde que se escapó, anduvo haciendo aquello que a muchos de nosotros nos gustaría practicar pero que sabemos que no lo haremos ni siquiera pagando. Sí, estuvo cojiendo. Eso logró que sus genes se mesclaran con los de conejos genéticamente normales y nacieran estos bichos totalmente más altos que un rancho. A las pruebas me remito, Sr. Juez.

Ahora tienen un montón de conejos corriendo por ahí, matando gente. Vale aclarar que para las escenas se ve efectivamente que matan gente, los conejos no son conejos, si no Homo Sapiens en trajes de conejo tamaño natural. Las fotos no me permiten mentir más de lo necesario como para hacer este párrafo más largo de lo usual.

Iré resumiendo porque se me fue al carajo la extensión. Tampoco es como si hay mucho argumento en esta película. Los conejos van por aquí y allá, matando gente, pisoteando propiedad privada, etc, etc. Se exparsen por todo el sur, llegando incluso hasta la ciudad. Y acá hay una parte magistral: Un auto de la policía entra en un autocine (donde se está emitiendo Tom y Jerry) y dice "Attention! Attention! Ladies and gentlemen, attention! There is a herd of killer rabbits headed this way and we desperately need your help!". ¿Cómo contestan los jóvenes en los autos? Prendiendo las luces y sonando la bocina, como si fuera un concierto sinfónico de los Autobots.

El plan de los protagonistas es guiarlos, con ayuda de los militares (que al parecer necesitaban otro Vietnam) hacia una vía de tren con alto voltaje eléctrico y mientras, cagarlos a tiros con armas que son sobras de la Segunda Guerra Mundial. Posta. Ah, y quemarlos vivos. Cuando muestran que los conejos son "pateados" por la electricidad, se puede llegar a ver una mano empujando a los conejos amistosamente. Lamentablemente, la calidad de la imagen no lo permite apreciar.

Y hasta aquí llega la película. Posta, termina con que la familia de Amanda van al rancho de un tipo y encuentran un conejo. Tamaño normal, true, pero sigue siendo un conejo.
Así que ya lo sabe, Doña Rosa, si su hijo/a tiene un conejo, mátelo. Y de ser posible, dególlelo enfrente de su hijo/a y disfrute de los traumas que tan sanamente le ha causado.


Me despidiré diciendo que disculpen la tardanza, he tenido problemas personales, pero ahora ya todo debería salir bien. No sé con cuál película robaré la próxima vez, pero probablemente sea la versión portuguesa de Star Wars.


Atte.
Dave

1 Opinaron sobre el tema:

Anónimo dijo...

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